Soñemos lo que no deberían ser sueños.
Soñemos que vivimos en un mundo en donde no se necesiten visas para entrar.
Que los colores de la piel son la parte hermosa de una acuarela.
En este mundo no existen presidentes ni mucho menos reyes.
Nos guiaremos por la sabiduría de los que llevan más tiempo que nosotros.
Todos somos hermanos y nuestra madre se llama "tierra".
Caminamos por muy larga que sea la distancia y ante el cansancio, somos bienvenidos a la par de cualquier hermano.
No habrá prejuicios, porque nadie juzgará antes de conocer y al conocer sólo se enriquecerá la diversidad.
Nadie tendrá mascotas, sólo fieles amigos de otras especies.
Trabajamos por amor a lo que nos gusta, y ofreceremos nuestros servicios a aquel que lo necesite, porque nosotros también los necesitamos.
El dolor es real pero nunca intencionado.
Los suicidios no existen, porque la vida es tan hermosa que sería indigno quitárnosla por nuestra cuenta.
La sexualidad humana será algo admirable y respetable, nunca morboso, sucio ni mucho menos pecado.
No existen clases sociales, porque no hay dinero que nos trate como objetos.
Si bien vale creer o no en seres supremos, este mundo es tan hermoso, que nadie se merece el infierno.
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