"No fue un sueño,
lo vi:
La nieve ardía."
Ángel González
Como un prodigio el aloe regala la rojiza lumbre de sus flores.
Desafiando al invierno.
Se rebela ante las imposiciones de la estación que invita al letargo.
Siempre verde. Siempre vital.
Conserva su fortaleza en medio de azotes de tormentas y cambios de clima.
Crece. Sigue creciendo. Y florece cuando todo se seca en derredor.
No se amilana.
Magnífico blog que seguiré con interés.
ResponderBorrarUn afectuoso saludo y has ta tu siguiente publicación.