16/12/13

Poema en blanco y negro




Un error de muchos años sigue siendo un error.
Llamar blanca a la inocencia y negra a la perfidia
sigue una tradición pero no una verdad.
El blanco puede ser señal de una traición
y el negro ser la huella de la lealtad.
Una simbología obsoleta va por falsos caminos.
En el ajedrez la dama negra en la casilla negra
puede darte la victoria
y la dama blanca en la casilla blanca
hundirte en la derrota.
Negro es el color de un científico ante el microscopio
y blanco el color de un asesino con una metralleta. 
Negro es el carbón que mueve las máquinas
y blanca la nieve que las detiene. 
Negra es la sartén familiar
y blanca la mesa sin sopa y sin pan.
Negro es el color de la letra que enseña
y blanca la página que no tiene letras.
Blanco es el fósforo que quema a los niños
y negra la noche que los protege.
Negro es el vestido de las viudas heroicas
y blancos los colmillos del lobo carnicero.
Durante el siglo XX
y a comienzos del siglo XXI
una casa Blanca en el norte de América 
representa el símbolo de la infamia.
Por eso propongo
que con un puño poderoso de amor
derribemos ese castillo de la perfidia
y en su lugar levantemos la Casa Negra de la hermandad
la Casa Negra de la paz, la Casa Negra de la alegría.


Fernando Lamberg




Monseñor Fidel Araneda Bravo (1906-1992) nos dejó, como crítico literario, esta visión de la labor del poeta, 


"La poesía de Lamberg es clara, con notas de alegría y tristeza; pero siempre sincera y profunda, porque 

surge limpia de un corazón sin doblez".

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