Rescatar la memoria.

Rescatar la memoria.

8/6/17

Roberto Arlt: periodista, escritor y atorrante de arrabal.

Roberto Arlt: periodista, escritor y atorrante de arrabal


Se inició en las lecturas de la manera en la que pudo. Tal vez por influencia materna, quien le recitaba versos de Dante. Así, se acercó a las bibliotecas de barrio, alguna que otra biblioteca anarquista, para iniciarse en la literatura y volverse autodidacta.
Colaboró en la prensa de izquierda en los agitados años que teñían la época de color rojo comunista, a partir del triunfo de la Revolución Rusa en Octubre de 1917. En esa época se desarrolla Roberto Arlt colaborando en Extrema Izquierda y Última Hora.
Corría la década del veinte cuando vio la luz su primera novela El juguete rabioso (1926), es una especie de autobiografía. El sueño de inventor, y el fracaso se retroalimentan. El inventor que fracasa vuelve a aparecer con la rosa de cobre en Los siete locos. Y tiene un fundamento en la realidad, el quería inventar algo que este a la altura de un Edison.
En El juguete rabioso aparecen los temas que recorrerán las Aguafuertes y toda su obra. La traición, el robo, problemas con la policía, la oscuridad, las pensiones, el sexo, el anarquismo, las fuerzas represivas… De cada uno de ellos saldrían nuevos motivos para su reflexión periodística a veces con el toque de ironía propio del lenguaje lunfardo, otras en tono “serio”, cuando el mismo dice que tiene que justificar su sueldo.
Por ejemplo, una que es una gran denuncia a la decadencia de los hospitales de la época. Arlt recorre los hospitales de la Capital con un medico amigo, recién recibido y sin autorización se meten a donde están los leprosos y tuberculosos para hacerles preguntas acerca del derrumbe de la institución y, por ende, de la decadencia de los mismos. Comenta que en un caso, los enfermos no quieren hablar. A las dos horas cuando se retiran, un grupo de tuberculosos los espera en el automóvil dispuestos a denunciar todo tipo de faltantes para la higiene personal, los enfermos aclaran que antes no habían hablado porque pensaban que los investigadores eran parte de la policía.
Arlt constata que las responsabilidades hacen el recorrido equivocado. Se acusa primero a los enfermeros, luego a los médicos y finalmente al director del hospital y concluye: “frente a un desquicio de tal magnitud no puede haber responsabilidades individuales, sino colectivos, es decir, que la Intendencia y a través de muchos años de indiferencia, es la única y exclusiva culpable de la terrible depresión económica que ha transformado a los hospitales en derruidas barracas de cemento, donde los enfermos quedan casi abandonados a los azares de la suerte” (¡Por fin se acuerdan de los hospitales! 17 de Julio de 1933).
¡Cuánta vigencia! Antes, durante y después del kirchnerismo la salud, como el resto de los servicios esenciales son, como casi todo en este mundo, una mercancía que se compra y se vende, de la cual el Estado capitalista es el principal mercenario.

No hay comentarios.: